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La verdad sobre las grasas

Hace un par de décadas se asoció el consumo de grasas con el incremento de enfermedades cardiovasculares y las dietas bajas en grasas se convirtieron en sinónimo de dieta sana.


Conforme ha avanzado la ciencia se ha descubierto que no todas las grasas no son iguales y que hay grasas que podemos consumir sin miedo, porque son beneficiosas para la salud.

En este vídeo prepárate para reconciliarte con alimentos estigmatizados injustamente.


Porque hablando de grasas absolutamente nada es lo que parece. Empezamos.


Sobre el consumo de aceites y grasas, la ciencia nos recomienda evitar un solo tipo: Las grasas trans. Pero, ¿qué pasa con las grasas saturadas, se les olvidaron? No exactamente.


Si hay un nutriente demonizado sin base científica es la grasa saturada.

Estamos adoctrinados para creer que las grasas saturadas son malas para el corazón, engordan, bloquean las arterias y suben el colesterol. Así que para cuidarnos evitamos la carne roja, los pescados grasos, la mantequilla y los quesos y buscamos alternativas light sin grasas o desnatadas.


Pero decir que todas las grasas saturadas son malas es una generalización sin ninguna base científica.


Que sea malo para nuestra salud uno de los nutrientes que nos ha traído aquí como especie, no tiene ningún sentido desde el punto de vista evolutivo y son muchos los estudios científicos y los meta análisis que demuestran que no existen relación ninguna entre la ingesta de ácidos grasos saturados y riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.


Un reciente estudio epidemiológico europeo demuestra, por ejemplo, que comer carne no procesada no guarda relación con un mayor riesgo de sufrir diabetes o enfermedades cardiovasculares.


Y esto incluye los entrecots, siempre que sean NOTOX y no tengan hormonas ni antibióticos.


Sabes qué alimentos SI están relacionadas con enfermedades cardiovasculares y el síndrome metabólico; los cereales refinados.


No toda la grasa saturada es igual.


Los ácidos grasos pueden ser de cadena corta, media o larga. El butirato es un ácido graso de cadena corta. Lo produce nuestro intestino a través de la fibra y es antinflamatorio, anticancerígeno, regula la insulina, acelera el metabolismo y apoya a nuestro sistema inmunitario.

¿Sabes qué tiene también butirato? La mantequilla.


Los triglicéridos de cadena media son la fuente de energía favorita de nuestro organismo. Cuando los consumes pasan directamente del intestino al hígado por lo que no solo no se acumulan como grasa sino que te aceleran el metabolismo.


¿Qué tiene ácidos grasos saturados de cadena media? Los pescados azules y el aceite de coco. Que además contiene un potente antibiótico natural; el ácido láurico.


Vamos con los ácidos grasos de cadena larga. El ácido esteárico es el segundo ácido saturado de cadena larga más consumido. Está presente en la carne rojas, el pescado y os lácteos.


Este ácido tiene un efecto neutro en los triglicéridos, es decir no sube el colesterol.


¿Sabes cual es el ácido de cadena larga más consumido? El ácido palmítico, ¿te suena? Es el aceite de palma y supone el cincuenta por ciento de nuestra ingesta diaria de ácidos grasos.


El ácido palmítico tiene un efecto inflamatorio del organismo, ayuda a la resistencia del desarrollo de la insulina y este si eleva el colesterol.


Para quitarle el color rojizo que tiene de forma natural, se trata a más de 200 grados. Este proceso lo convierte en un potente cancerígeno.


De todas las grasas saturadas la que tenemos que evitar a toda costa es la favorita de los fabricantes de productos ultra procesados por su bajo coste y textura, el aceite de palma.

Ya sabemos que las grasas saturadas tenemos que evitar solo el aceite de palma.


Sabemos también que las grasas insaturadas no suponen ningún problema para la salud. Pero nos quedan las grasas hidrogenadas.


Los aceites hidrogenados se fabrican de manera artificial, añadiendo átomos de hidrogeno a ácidos grasos vegetales. Convirtiendo así las grasas insaturadas en grasas trans.


¿Por qué se hidrogenan? Porque hidrogenada se convierten en una pasta sólida que le da mejor textura a los alimento. Retrasa la fecha de caducidad, aumenta su palatabilidad y todo esto a un coste bajísimo para los fabricantes y carísimo para ti.


La grasa hidrogenada produce; cáncer, hipertensión, problemas del corazón, sobrepeso, diabetes e inflamación generalizada.


Esta hidrogenado el aceite en el que se fríen las patatas en los establecimientos de comida rápida y gran parte de las cafeterias y restaurantes.


Contienen aceite hidrogenados los productos precocinados, congelados, la bollería industrial. Incluidas las galletas, las golosinas y los snacks de bolsas.


Está también en casi el 100 por cien de los productos light o desnatados porque es el ingrediente perfecto para mantener su textura cuando se les quita su grasa natural.

¿Sabes por ejemplo que es grasa trans hidrogenada pura? La margarina.


Este es el ejemplo perfecto de cómo vender un ingrediente nefasto para la salud como si fuera casi un súper alimento.


Por eso si la tomabas es momento de dejar de hacerlo. Por muchas vitaminas y calcio que lleve añadido.


Es el momento también de identificar y eliminar de nuestra dieta cualquier producto que lleve aceite de palma o que entre sus ingredientes parezca la palabra hidrogenados.


Empieza a consumir sin miedo grasas naturales, saturadas o insaturadas. Siempre que sean Notox; sin hormonas, pesticidas o antibióticos.


Porque comer grasa natural no nos hace acumular grasa, ni nos bloquea las arterias. De eso se encarga el protagonista de otros artículos: el azúcar.

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